En el mundo del hip-hop siempre ha predominado la testosterona. Las féminas por mucho tiempo sólo cumplieron un papel misógino siendo la “perra” de alguien. Con los 90’s llegó el cambio de roles y eran las “perras” quienes hacían de los hombres sus perras. Sería irresponsable hacer una disección del hip-hop femenino actual sin al menos hacer mención a Salt N’ Pepa, Queen Latifah, Lil’ Kim, Khia y hasta Eve, quienes pavimentaron el camino con sus rimas y alcanzaron el éxito y el respeto en un mundo de hombres, aún teniendo trompas de falopio.
Actualmente existe un boom de
raperas femeninas que comenzó con Nicki Minaj. Pelucas rosas, vestidos con más
colores que un arcoíris, colaboradores que van desde Lil’ Wayne hasta Britney
Spears, una riña con Lil’ Kim y una habilidad para rapear envidiable: Nicki – y
los múltiples alter-egos que se inventó – tiene todo para ser una grande del
hip-hop y lo está logrando. Sus más grandes detractores la acusan de haberse
vendido y de ser un producto netamente comercial, por lo que Minaj dejó en el
guardarropa de Katy Perry todas sus pelucas y está volviendo a sus raíces: el
ghetto. No sólo su cambio look es prueba de eso; las canciones que se han
filtrado de su disco nuevo, hablan por sí solas.
Otra chica que ha venido haciendo
ruido desde hace un par de años, es Azealia Banks. Azealia hace lo que no
muchas raperas pueden hacer de manera exitosa: rapear y cantar. La primera vez
que Banks hizo ruido en la cultura pop, fue en una colaboración con los también
neoyorkinos de Scissor Sisters (“Shady Love”) pero todos sabían quién era
Azealia cuando “212” caló en las radios, en blogs de Tumblr alrededor del mundo
y hasta en un tráiler de Sofia Coppola. Banks tenía todo para lograrlo en
grande y ser parte de la realeza, pero ha estado más ocupada peleándose con
media humanidad por Twitter que terminando su álbum debut. But only time will tell.
Exportada desde la tierra que nos
trajo a Steve Irwin y Nicole Kidman, llega Iggy Azalea. Desde sus inicios con
la pegajosa y viral “Pu$$y” hasta sus colaboraciones varias con T.I., Azalea
está lejos de ser una novata a pesar de que su primer disco de estudio, 'The
New Classic', debutó apenas el pasado 20 de abril de 2014. “Work” fue su primer
single relevante y lo tenía todo: vestuario de alta costura, versos rápidos y
un beat digno de los iPods de los hipsters del mundo. Las críticas con respecto
a su debut musical han sido variadas, pero hay que tomar algo en consideración:
Iggy rapea, pero es comercial. Sus letras son superficiales (más no banales),
sus canciones poseen fórmula de hit radial y sus colaboraciones incluyen a
Ariana Grande y Rita Ora. So, she great,
but she ain’t hood.
Por último, una rapera con la que
los fanáticos de Grimes que han visto su video para “Genesis”, ya deben deben
estar familiarizados: Brooke Candy. La world
wide web ha sido el escenario de Brooke hasta este año, en el cual
finalmente firmó con una disquera (RCA Records) y Nicola Formichetti (antiguo
director creativo de Mugler y Lady Gaga) la tomó como su protegida. Candy se
gana todo los puntos en lo que a mejor avance se refiere; pasó de ser algo
totalmente casero y bajo presupuesto, a estar en vías de ser una reina del rap
en prácticamente un año. Así como Iggy es blanca y comercial, Brooke es blanca,
comercial, con una fanaticada mayoritariamente gay y una capacidad de rapeo
bestial.
La nueva camada de raperas es atípica y poco convencional
para los estándares del hip-hopero hardcore, pero allí es donde radica la
genialidad de cada una.

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