miércoles, 9 de mayo de 2012

Antropología Cultural For Dummies




Nos quedamos en la polis paralela, en el sentir y no el vivir; vivimos lo que una pantalla nos dice que vivamos y consumamos, o mejor dicho, lo que dicen los titiriteros invisibles que nos gobiernan a través de ella y no nos damos cuenta, esos de traje y corbata que no se ensucian las manos. Narcotizados por un bombardeo masivo de imágenes y estimulaciones vacías pero que nos dejan pidiendo más, adictos a lo banal y a lo superficial, adictos a no sentir y sentir poco (lo mínimo, lo justo y necesario) para no sufrir más de la cuenta.

Siento lo que me dice la televisión, siento para difundirlo en las redes sociales, siento para escribirlo en un blog y ser cool, profundo, auténtico e irreverente [...right]. Siento para dejar lo más íntimo del "yo" expuesto a las masas, masas anónimas sin rostro y carentes de todo lo que yo tampoco tengo. Nos refugiamos en santuarios virtuales y nos desligamos del mundo que nos rodea, nos aislamos sin darnos cuenta (o estando completamente conscientes de ello) y truncamos nuestros propios caminos. El dolor y el sufrimiento también son necesarios, necesarios para desechar las utopías que no nos dejan sentir y ver más allá del celular, utopías que nublan la realidad; las grandes expectativas (cuando son irreales) son las que poseen las más grandes y estrepitosas caídas, muros de humo y papel que se venden de concreto y acero, como el de Berlín. 

Los sentimientos no pueden verse reducidos a un contenido mediatico que sólo es importante cuando es lucrativo en algún sentido de la palabra; los sentimientos hay que vivirlos y compartirlos entre dos, dejar entrar a los amigos y a la pareja a nuestro mundo más intrínseco, desechar las mentiras (el mentir es la 'no comunicacion') y enfocarnos en lo real, en lo desinteresado, en las miradas sin mensajes ocultos: en lo espontáneo.


"El ser solitario es el que más sufre porque es el que menos puede ser".



 * Resumen pseudo-literario de una materia universitaria.