Un alma perturbada entregando su sexo y esperando recibir amor a cambio. Una niña disfrazada de mujer. Una mujer convertida en un objeto, en un símbolo sexual. El sexo se volvió su herramienta para lograr una carrera; el sexo se volvió su manera de buscar la aprobación y el afecto de los hombres, ese afecto que le faltó a lo largo de su infancia.
Estaba destinada a la grandeza y lo sabía, pero la grandeza la llevó a la autodestrucción. De Norma Jeane a Marilyn, su vida fue un adulterio perenne: cuando no era la amante, tenía un amante. Lo peor es que al final de cuentas no la puedes culpar, fue víctima de su propia vida y de su época; sólo quería ser querida, pero su inestabilidad nunca la dejó dejarse querer. Su sonrisa te transmite algo difícil de explicar con palabras pero su historia te conmueve y después de escucharla sólo quieres abrazarla, darle ese cariño y amor que se merecía y que ninguno de sus muchos hombres le supo dar.
Voluptuosa, vivaz, despampanante, glamorosa, melancólica, trágica, siempre impuntual pero siempre fabulosa. La diva más grande de todas, ícono de una época de oro que muchos añoran, una leyenda que marcó un precedente que nadie ha podido igualar ni superar. Marilyn Monroe representa muchas cosas: para mí es el sexo hecho mujer; una mujer que a simple vista es el epítome de sexualidad pero que esconde tras su fachada una historia llena de decepciones y desamores, una historia sin el final feliz de sus películas. Ésta es mi humilde manera de rendirle tributo, de honrar su memoria y mantenerla en la mía como ella quisiera ser recordada: bella y amada por todos.
"No me interesa el dinero, sólo quiero ser maravillosa." - Marilyn Monroe

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