Vivimos en un desierto de salvajes sin escrúpulos ni compasión, donde tenemos que aprender a valernos por nosotros mismos. El confiar y creer en los demás es ese oasis al que nos aferramos para no caer y poner los pies sobre la cruda realidad. La confianza no es más que un espejismo que, al intentar tocarlo, se desvanece en la palma de tu mano.
Cinismos a un lado, hay cierto grado de realismo en la analogía anterior. La confianza es tan rara como un perro verde, y si crees haberla conseguido, check twice y recuerda que leer a las personas correctamente es una habilidad que no todos tienen la dicha de poseer.
En el desierto, hasta tu mejor amigo te mataría por la última gota de agua.

No hay comentarios:
Publicar un comentario