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| Michelle Williams como Marilyn Monroe para VOGUE. |
Venezuela representa una especie de limbo o "triángulo de las Bermudas" para la industria cinematográfica extranjera, o mejor dicho, para los cinéfilos amantes de ella. Es una cuestión casi de azar o suerte prácticamente el hecho de que una película llegue o no a nuestras carteleras, en especial que llegue en fechas relativamente cercanas o exactas a la fecha del estreno real de la cinta fuera de nuestras fronteras. Tan incierto como un juego de Bingo o ganar el Kino.
Ya es un anacronismo hablar de la actuación de Michelle Williams en "My Week With Marilyn" (rol que le merecio una nominación al premio Oscar) pero dicho film nunca fue estrenado en las pantallas de los cines venezolanos y fue hace poco que pude disfrutarla desde la comodidad de esas 4 paredes que llamo 'casa'. Once again, la piratería salvó el día.
No es secreto mi afición/obsesión hacia la figura de Marilyn Monroe y todo lo que ella representa. La Marilyn de Williams es una Marilyn que destruye por completo esa fachada de bomba sexy, le jala la alfombra de los pies a esas ideas preconcebidas que nos vienen a la mente cuando pensamos en ella y Williams lo logra con una actuación impecable. El ícono sexual que rompió paradigmas en su época es suplantado por una chica hermosa pero insegura, una mujer que tiene el mundo a sus pies y no se lo cree; una persona incapaz de ver todo el talento que tiene, un talento que es obvio para todos menos para ella misma.
Es fácil acusar a Marilyn de promiscua, rompe-hogares, adúltera... Porque sí, no es una mentira ni una acusación sin fundamentos pero el personaje amerita ver más allá de eso. En 2 horas de película no puedes evitar no sentir compasión y amor por ella, por una chica tímida con mucho carisma pero que necesita que le recuerden una y otra vez lo valiosa que es. Su conducta y sus adicciones fueron resultado de traumas que arrastró desde la infancia: nunca conoció a su padre, su madre murió siendo ella aún muy joven y vivió en hogares adoptivos hasta su adolescencia cuando se casó con su 1er esposo.
Sus miedos la dominaban: miedo al fracaso, miedo al abandono, miedo a no complacer y no ser suficientemente buena para los demás. El sexo para Marilyn no fue más que la solución fácil a sus problemas, una manera rápida de escapar o ascender en la vida. Un medio para lograr un fin, simple as that. Cuando pienses en Marilyn Monroe piensa en ella como siempre quiso ser recordada: como una mujer talentosa, hermosa, glamorosa y con todo lo que siempre quiso tener.